Entrevista en Faro de Ourense 

Publicada en Faro de Vigo (Ed. Ourense, 9-VI-2024)

MERCEDES GALLEGO | Investigadora en historia del arte

“Hay que reivindicar la escultura pública como obra de arte, no como mero mobiliario urbano”

“No se pueden ‘esparcir’ esculturas por la ciudad; su colocación tiene que partir de un proyecto previo”

ARMANDO GONZÁLEZ

OURENSE 09 JUN 2024 6:01

La tesis doctoral de Mercedes Gallego, defendida en 1990, está centrada en la investigación sobre la escultura pública, así como sus más del centenar de publicaciones al respecto, entre las que se encuentran artículos publicados en revistas de reconocido prestigio dentro del ramo, y los libros “La escultura pública en Pontevedra”, “Evocaciones en piedra y bronce (escultura pública en Orense 1887–1992)” o “Los Rodríguez. Una saga en la ebanistería ourensana”. Es precisamente la presencia en las librerías de su nuevo libro “La escultura pública en Ourense (1887–2022)”, editado por la Diputación Provincial de Ourense, el motivo primordial de esta entrevista.

En estos tiempos en que lo público parece tener un valor añadido ¿Qué debemos entender por escultura pública? 

Escultura pública, una definición muy genérica, es aquella que es accesible en todo momento al público. Por lo tanto, es la que se ubica en espacios abiertos como calles, plazas o jardines. La escultura pública, tal como la entendemos hoy, tiene su origen en el monumento conmemorativo del siglo XIX. En este más de siglo y medio no solo evolucionó en el aspecto formal o social, sino también en la denominación. Hoy podemos decir que el término escultura pública está totalmente aceptado.

¿Qué determinantes debemos buscar al analizar estas obras?

El análisis de una escultura publica requiere una serie de observaciones a las que serían las habituales de cualquier otro tipo de escultura. Me voy a referir a un par de ellas que considero esenciales. La ubicación, esta tiene que potenciar a la obra, pero a su vez la obra tiene también que potenciar y hermosear el lugar. El otro factor determinante que añadiría yo, es saber muy bien a qué público va destinada, en el sentido de quiénes frecuentan el lugar. Este aspecto, si lo quieres tener en cuenta, te va a obligar a elegir también muy bien el artista. Esto nos puede llevar a plantearnos qué debemos primar ¿el gusto del público, el del promotor o el del artista? Primar, no debiera primar ninguno. En tal caso, la sensatez y el conocimiento del tema. Porque si dejamos actuar individualmente a cada uno de ellos, nos vamos a encontrar con que el público tiende a ser bastante conservador en este tipo de elección, el promotor gusta de imponer su criterio y el artista puede invocar la libertad de la creatividad artística y olvidar otras connotaciones.

¿Existen diferencias significativas entre una escultura contratada y financiada por las distintas administraciones para ser colocada en un lugar público, respecto a las del sector privado o de un particular?

Sí. En el primer caso, como se suele decir, “hay que hilar fino”, y sopesar más cosas, aunque no se suele hacer: presupuesto, selección de lugar y artista y sobre todo en este último, buscar una fórmula que garantice calidad y equidad entre los aspirantes.

Hay quien considera la escultura pública como la cenicienta de esta segunda disciplina de las Bellas Artes, si así fuera ¿cuál sería el antídoto?

Hasta no hace mucho, efectivamente era así. De unos años a esta parte las cosas han cambiado bastante y sobre todo, desde que se comenzó a valorar como elemento ornamental y artístico de la ciudad e incluso como elemento diferenciador o simbólico de la misma. El antídoto imprescindible es su reivindicación como obra de arte y no como mero mobiliario urbano. Claro que esto implica una exigencia de calidad y adaptación al espacio urbano.

Estatua, escultura, monumento, objeto ornamental, efigie ¿Cuáles son las diferencias? ¿Cómo debemos llamarlas?

Todas esas acepciones existen y pueden usarse en la escultura pública, sobre todo cuando hacemos una descripción más minuciosa de la obra. Por ejemplo, utilizamos estatua cuando nos referimos a la representación escultórica de un personaje. Efigie, se suele utilizar con frecuencia como sinónimo de busto. Monumento es normalmente una composición escultórica de varios elementos y de cierta suntuosidad. Objeto decorativo es una denominación que últimamente se utiliza con frecuencia. Yo no soy partidaria de ello porque llamar objeto a la obra de arte la desvirtúa.

¿Cuál es la importancia del espacio público destinado para la ubicación de una escultura? ¿Puede influir positiva o negativamente en el resultado?

Evidentemente, la elección del lugar debe ser tenido muy en cuenta, de ello depende que la obra se afiance, perdure y hermose el lugar e incluso que lo dote de identidad propia. No se puede “esparcir” esculturas por la ciudad, sino que su colocación tiene que partir de un proyecto previo.

 San Rosendo es el personaje con más esculturas 

En el caso de Ourense, ¿cumplen los espacios escultóricos públicos con premisas adecuadas? 

No siempre, porque no existe una política coherente y continuada en este apartado. Sino más bien que funciona a base de “impulsos” unas veces de colectivos y otras de las propias instituciones

Tú revisaste cuantas esculturas públicas existen en Ourense. ¿A quién le gusta más homenajear a los ourensanos y quién ha sido el más desafortunado en este tipo de homenajes escultóricos? ¿Quién gana el pulso entre lo civil y lo religioso?¿más santos, más gente de la cultura o más políticos? 

En torno a unas ciento sesenta. La temática es muy diversa, pero hay una preferencia por escritores, vecinos ilustres o temas populares, aunque, a título individual, el personaje que más homenajes ha recibido en toda la provincia ha sido San Rosendo, nada menos que cinco, debiéndose cuatro de ellas a la auditoría del escultor Xosé Cid.

Esto nos lleva a preguntar ¿Hay feísmo escultórico? 

Hay, pero no solo en nuestra provincia. Está muy extendido y es el principal mal de este tipo de arte. La pregunta daría para una profunda reflexión o debate entre todos los agentes implicados.

¿Están todos lo que son, o son todos los que están, entre los escultores y los esculpidos? 

Eso sería lo deseado, pero no. Hay muchos factores de tipo cultural económico e incluso social y político que lo han ido impidiendo a lo largo del tiempo,

¿Tiene ideología la escultura pública de nuestra provincia?

–La respuesta es una continuación de la anterior. Claro que tienen ideología y no solo nuestra escultura. A lo largo del tiempo, la ideología fue determinante tanto en la elección del homenaje como del autor. Sin embargo, hay que reconocer que hoy la ideología se deja sentir menos.

 

 

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