Madre orando ante la tumba de su hijo
Autor: Cecilio POlá Gallardo (Valencia 1860 - Madrid 1934)
Medidas: 77 x 66 cm.
Cecilio Plá Gallardo cursó estudios en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de la que años más tarde sería catedrático.
A Pla, como a muchos artistas de su época, la sólida formación académica que poseía le permitió ser polifacético. Así, además de pintor, fue profesor, decorador de palacios e ilustrador de revistas. A lo largo de su vida también participó en varias Exposiciones Nacionales, en las que obtuvo varias distinciones, incluida una Primera Medalla en 1900.
A caballo entre dos siglos Pla se mostró siempre abierto y evolutivo. Así, en 1885, con Lazo de Unión, una de sus mejores obras por su solidez y por el hito que supone al mostrar ya definida la personalidad artística del pintor, pone fin a su etapa más academicista para entrar en una renovación formal de gran versatilidad.
Para muchos artistas en estos momentos, era difícil escapar del sorollismo, la obra de Pla es un testimonio de esa dificultad acentuada, además, en él por tratarse de un pintor tan ligado a la escuela valenciana y al propio Sorolla. A pesar de ello, Pla con su concepción abierta y renovadora del arte, sigue evolucionando y su estilo se vuelve más suelto, propio de un impresionismo luminoso con una interesante vibración del color, para pasar luego al modernismo, respaldado por sus dotes para el dibujo. En su última etapa, vuelve a mirar hacia el Mediterráneo en busca de su luz y de su mar, pero también se va aproximando a las vanguardias a través del expresionismo.
Aunque cultivó varios géneros, donde muestra mayores dotes es en el retrato, sobre todo el femenino, en el paisaje para el que tenía una especial sensibilidad y en las escenas costumbristas en las que se aleja del folclorismo para acercarse más al realismo.
Con Madre ante la tumba de su hijo, Cecilio Plá, al igual que muchos de sus contemporáneos, pone de manifiesto que no se libró de la corriente finisecular que puso de moda una temática melodramática y lacrimógena.
Sobre un fondo crepuscular. desplazada del centro de la composición para dejar ver la luz de los planos del fondo aparece la negra silueta de la madre abatida por el dolor ante la tumba de su hijo. Inmóvil, su atuendo negro y la captación desde un punto de vista bajo enfatizan el volumen de su figura sedente cuya negritud solo aparece rota por el pequeño foco de luz que crean sus manos y el ramillete de flores que sostienen.
En el primer plano, sobre la tumba, la policromía de las flores y la luz de los faroles constituyen el foco de luz más importante. En el otro extremo de la losa, un perrillo blanco juega la doble función de elemento sentimental y también de degradación final de la luz de los faroles. En el plano intermedio, de acentuada oscuridad, los detalles quedan reducidos a puntos cromáticos que crean una cierta vibración luminosa. Por último, en el fondo, el cielo rojo crepuscular con desvaídas nubes envuelve la escena en ese ambiente de silencio y melancolía que transmite al espectador.
A pesar del enfoque un tanto artificioso, la obra consigue despertar el sentimentalismo y la capacidad visual del espectador gracias a la destreza que ya manifiesta el pintor en el uso de la paleta, en el estudio atento al cielo que tanto gustaba a los románticos, en la armonía de los colores y en los efectos lumínicos que, aunque artificiosos, pone de manifiesto el interés de Plá por la luz y el color.
Armiñán, L. de, Pantorba, B. de, El pintor Cecilio Plá, Valencia, 1969.
Gallego Esperanza, M. y otros, Arte privada en Ourense. Cát., Expo. Ourense, 2019
VV.AA., Cecilio Plá., Cát., Exp., Valencia 1993